domingo, 12 de febrero de 2012

Monta, que te llevo al sol.

Podría contar nuestra historia esta noche, no veo porqué no. Aunque no sé si debería ser llamada historia. En realidad no creo que deba ponerle un nombre a aquello. Porque no hay palabras para describir tal caos psicológico, en tan poco tiempo, con esa pasión y paranoicos como solo tú sabes ser y solo yo sé fingir. Que ni era obsesión ni era nada. Aquello era atracción. No te digo que no fuera amor, que a lo mejor, pero yo prefiero no decir nada. Comentar que fue el febrero y el marzo más extraño que he vivido, y que esta es de las historias más tristes que he oído. No tiene buen final. Lo supe antes de que empezase. Y no sé bien porqué. No éramos perfectos, no éramos el uno para el otro no éramos más que desconocidos que se conocían muy bien. De esos que se enloquecen el uno al otro cada vez que se miran y fingen indiferencia después. De esos que como he dicho empiezan mal y acaban peor.